lunes, 19 de julio de 2010

Bicentenario









El bicentenario en Colombia:


La historia de Colombia está sostenida por la palabra, sustentada en una narración. Desde la conquista española, todo pareció depender de la verdad escritural más que de la realidad pragmática. Lo podemos comprobar en la fundación de Bogotá en 1538. Al altiplano cundiboyacense habían llegado por rutas distintas tres conquistadores en busca de El Dorado: Gonzalo Jiménez de Quesada, Sebastián de Belalcázar y el alemán Nicolás de Federmann. Erigieron doce chozas en medio del caserío de la tribu de los muiscas, pero no como edificaciones concretas sino como símbolos de las doce tribus de Israel, es decir, como ficciones judeocristianas. Para saber quién ganaba el título de fundador, los tres conquistadores debieron regresar a España y definir el litigio en las cortes de Valladolid. Ganó Jiménez de Quesada por sus habilidades retóricas, por ganarse la simpatía de Carlos V al redactar El Antijovio (¿1540?), un tratado político en contra del obispo italiano Paulo Jovio, en cuyo libro, Historias de su tiempo, el italiano criticaba al emperador con fastidio por la influencia que empezó a tener España sobre los destinos políticos de Italia. Jiménez de Quesada contó con el poder de Adán para bautizar el noroeste de Suramérica con el nombre de su provincia natal: Nueva Granada.





Más tarde, cuando en 1810 los ejércitos neogranadinos y venezolanos comenzaron a derramarse por media Suramérica a fin de expulsar el Imperio español, el general Francisco de Miranda acudió al nombre de Cristóbal Colón para rebautizar al virreinato: tierra de Colón, vale decir, Colombia. Miranda pretendió integrar a Venezuela y Ecuador, pero ambos países sólo conservaron el tricolor amarillo, azul y rojo de la bandera. La Independencia de Colombia también había estado antecedida en el uso de la imprenta. Al decretar el virrey Flórez en 1780 el primer taller tipográfico de Bogotá, al mando del impresor Antonio Espinosa de los Monteros, nunca imaginó que veinte años después esta máquina precipitaría el fin del imperio español en Nueva Granada. El letrado Antonio Nariño (1760–1823), animador también de una tertulia que era secretamente la primera logia masónica del virreinato, publicó allí una hoja que le habían mandado de Francia en el tomo de la Histoire de l’Assemblée Constituante de Montjoie, nada menos que los Derechos del Hombre (Déclaration des droits de l’Homme). La distribuyó un mediodía de 1794 en las calles bogotanas. El castigo no se hizo esperar: confiscaron su biblioteca y lo desterraron a las mazmorras de Cádiz, donde se encontró con otros inconformes y revolucionarios de América y de la misma España. Todos querían librarse de un pasado mutuo, el de la Contrarreforma y la Inquisición, que los alejaba del resto del mundo.




Por eso la guerra de Independencia se trató más bien de una guerra civil. Sin grandes poblaciones indígenas ni ciudades prehispánicas, casi todo en Nueva Granada y en la capitanía de Venezuela se había hecho a punta de conquistas y migraciones. La diferencia entre españoles y neogranadinos era imprecisa. Sólo que las guerras (lo saben los bíblicos) suelen provocarse más entre pueblos iguales o hermanos que entre pueblos heterogéneos o disímiles. Tanto el pueblo español como el pueblo hispanoamericano pusieron su grito en el cielo cuando Napoleón tomó la corona de España con el auspicio de los propios reyes y de ciertos ilustrados afrancesados. En ningún otro momento, como en 1810, las colonias fueron tan fieles al pueblo español: todas estallaron en revueltas y protestas contra un gobierno ilegítimo e invasor. Pero divisiones políticas internas abrieron un abismo tan hondo que, sin ser necesario que España mandara sus ejércitos de reconquista, ya los criollos neogranadinos se habían enredado en disputas interminables. No sabían si querían la Autonomía o Independencia. Y esta inseguridad en los términos ocasionó a que desde 1810 se batieran tres grupos en Bogotá que en ningún momento estuvieron de acuerdo. 1) El de los realistas inamovibles todavía fieles a Fernando VII; 2) el de los juristas encabezados por Camilo Torres que, estando de acuerdo con la autonomía, deseaban que esta se realizara de manera prudente y que antes hubiera también autonomía para las provincias del virreinato. Y 3) el de los revolucionarios, que irrumpieron con Nariño en el Cabildo de Bogotá para exigir romper de raíz con el pasado y crear el nuevo orden fuerte y centralista.

Nunca se pusieron de acuerdo. Ni siquiera cuando Bolívar había sellado la Independencia con la batalla de Boyacá en 1819. Seguían, esta vez, en disputas sofistas sobre qué tipo de gobierno se ajustaba mejor, si el federalismo o el centralismo, si una democracia representativa o constitucional. En adelante, los campos de batalla pasaron también a las columnas de los periódicos. Aterrado por el poder de estos ciudadanos pasivos dedicados a la prensa, Bolívar le confesó al general Santander que ellos arruinarían su empresa independentista.

“Esos señores piensan que la voluntad del pueblo es la opinión de ellos, sin saber que en Colombia el pueblo está en el ejército, porque realmente está y porque ha conquistado este pueblo de mano de los tiranos; porque además es el pueblo que quiere, el pueblo que obra y el pueblo que puede; todo lo demás es gente que vegeta con más o menos malignidad, o con más o menos patriotismo, pero todos sin ningún derecho a ser otra cosa que ciudadanos pasivos. Esta política, que ciertamente no es la de Rousseau, al fin será necesario desenvolverla para que no nos vuelvan a perder esos señores. Piensan esos caballeros que Colombia está cubierta de lanudos, arropados en las chimeneas de Bogotá, Tunja y Pamplona. No han echado sus miradas sobre los caribes del Orinoco, sobre los pastores del Apure, sobre los marineros de Maracaibo, sobre los bogas del Magdalena, sobre los bandidos del Patía, sobre los indómitos pastusos, sobre los guajibos de Casanare y sobre todas las hordas salvajes de África y América que, como gamos, recorren las soledades de Colombia. ¿No le parece a usted, mi querido Santander, que esos legisladores, más ignorantes que malos, y más presuntuosos que ambiciosos, nos van a conducir a la anarquía, y después a la tiranía, y siempre a la ruina? Yo lo creo así y estoy cierto de ello. De suerte que si no son los que completan nuestro exterminio, serán los suaves filósofos de la legitimada Colombia”. [“Carta de Bolívar a Santander, del 13 de junio de 1821”, en Cartas de Bolívar, 1799 a 1822, París-Buenos Aires, Editorial Louis-Michaud, 1911].

Esos “suaves filósofos”, como se quejó Bolívar, muchas veces no contaban en la toma de sus decisiones con el indígena ni los curas, como ocurrió en México. Desdeñaron por otra parte a la clase militar y sólo valoraron un tipo de hombre civil –el ciudadano– lejos del campesino y el provinciano. Colombia pareció una invención del romanticismo. Una ilusión de letrados apasionados por las ideales de la Revolución Francesa. De ahí el choque inevitable con Venezuela.








De hecho, a partir de esta carta de Bolívar, el célebre historiador colombiano Indalecio Liévano Aguirre (1917-1982) ofrece varios criterios para entender la diferencia entre Colombia y Venezuela. Si la historia suele dividir a los pueblos en sedentarios y nómadas, los primeros viven en los altiplanos y son generalmente son los que albergan el poder central, mientras los segundos viven en las llanuras y los anchos valles y son los que comandan las revoluciones. La herencia del virreinato asentado en la alta sabana de Bogotá predisponía a una excesiva formalidad que impidió el estallido total de la revolución; no lo permitía tampoco el difícil contacto comercial. Caracas, en cambio, estuvo más dada al comercio marítimo. Sólo albergó una capitanía, y el poder colonial no se afirmó lo suficiente. Su clase señorial pronto fue removida en una guerra sin cuartel de los zambos y negros, de los llaneros y mantuanos contra los criollos oligarcas, cuyo deseo independentista parecía una mera excusa ideológica para dominar con mayor poder. Por eso Bolívar advirtió la necesidad de lanzarse a la conquista de esas llanuras y valles, al encauce de esa energía dispersa. Hasta el llanero más paupérrimo y aislado, explica Mariano Picón Salas en Suma de Venezuela (Caracas, Monte Ávila, 1988), se removió con la lucha independentista. Medio pueblo venezolano y colombiano se derramó sobre Suramérica, marchó, porque el desplazamiento era su forma de vida. Llegó hasta las alturas andinas del lago Titicaca y, sobre las ruinas de los incas, fundó Bolivia, anagrama del Libertador. Sucre, otro venezolano, gobernó durante los primeros años. A Ecuador comenzó gobernándolo Juan José Flores, venezolano, nacido en Puerto Cabello. Pero cuando Bolívar quiso asentarse y organizar la Gran Colombia, no tuvo otra opción sino la de gobernar de nuevo desde Bogotá. Los dos pueblos no podían estar unidos políticamente; la prueba está en las formas en que se manifestaron después: en Venezuela gobernó el caudillo; en Colombia, el abogado. El hombre prominente venezolano fue general; el colombiano, doctor. Y la eterna disputa entre Bolívar y Santander, entre Venezuela y Colombia, se sigue repitiendo con Chávez y Uribe.

Después de la Independencia, siguiendo a José Luis Romero, Colombia se repartió en ciudades estancadas y en ciudades dinámicas. Las estancadas fueron las ciudades con mucho legado colonial, es decir, Popayán, Tunja, Pamplona y por supuesto la misma Bogotá. Las dinámicas pronto ganaron en economía al dejar prosperar a sus clases medias en clases burguesas. De hecho, la auténtica colonización del territorio se completó con el esfuerzo individual de los nuevos colonos a lo largo de la república. Fueron hombres ya libres, sin ataduras coloniales, los que gestaron en los Andes centrales la gran colonización antioqueña. Si la fundación de Medellín es imprecisa (¿1764?), su industrialización y urbanización, como la erección de Manizales (1848), Pereira (1863) y Armenia (1889), representan creaciones republicanas, demostraciones patentes de la transformación de un territorio despoblado. Incluso a los extranjeros que miran a Colombia, los antioqueños les parecen sui generis. Su colonización parece girar en una órbita aparte.

Fueron también pequeñas legiones de colonos los que por iniciativa propia, sin apoyo del gobierno, se aventuraron a explorar los Llanos orientales y las selvas del Amazonas. Fundaron Villavicencio (1842) en el piedemonte entre la cordillera y las llanuras, mientras a Leticia (1867) a orillas del río Amazonas. Lo alarmante es que todavía más de la mitad del territorio colombiano se vislumbra sin humanizar lo suficiente –desconocido, menospreciado, explotado, a merced de los gamos de los que hablara Bolívar–. La aventura de la selva y los Llanos era tan riesgosa y las condiciones de vida tan terribles, que el novelista José Eustasio Rivera concibió La vorágine (1924) como un descenso a los infiernos: un deslizarse del vórtice de la pirámide, de Bogotá, a las pampas solitarias lamidas por infinidad de ríos. Esos campamentos caucheros que Rivera registró con horror parecen repetirse en los campamentos guerrilleros de las FARC. ¿Cómo puede ser Colombia el único país del hemisferio occidental con grupos terroristas y fanáticos?

En síntesis, también en Colombia domina el mestizaje. Al puerto de Cartagena de Indias arribaron muchedumbres de africanos que, tras la abolición de la esclavitud, se regaron por la costa Caribe y Pacífica emanando danzas populares expresivas, sensuales: la cumbia, el mapalé, el currulao. Al contacto con el acordeón alemán nació el vallenato, sin duda la música colombiana más vigente en Latinoamérica. Y si tenemos presente que las danzas populares son la expresión primigenia de una cultura, no cabrán dudas sobre la vitalidad de Colombia. En la región andina, se dio un tipo de danza, el pasillo, el bambuco y la guabina, a la inversa de la caribeña: introvertida, un tanto melancólica y nostálgica. Los contrastes a ratos son inexplicables y la pregunta continúa. ¿Qué es Colombia si se pierde en los contornos y en los límites, si se ablanda o se deshace como si el cemento con el cual está construida aún no estuviera cuajado y seco?




Antonio Nariño:

Antonio Nariño fué dirigente de la independencia de colombia. Este criollo de familia acomodada estudió filosofía y derecho y obtuvo varios cargos en Santafé de Bogotá, capital del virreinato Español en la Nueva Granada. Tradujo e imprimio la declaración de los derechos del hombre y del ciudadano que había proclamado la rebolución frencesa, y luego trabajó realizando sus propias ideas reboluconarias y por ello fé condenado a presidio en el Norte de África; pero conciguió escapar y refugiarse en París.
Allí tomó contacto con la revolución y probablemente se inició su adheciónal centralismo político y administrativo. Aquél mismo año se trasladó a Gran Bretaña, donde consiguió apoyo para su proyecto el cual realizaría muy pronto en la soblevación de independencia.
Antonio Nariño logró su cometido y pudo realizar un golpe de independencia que nadie olvidó jamas; por ello el 20 de julio se lebramos el día de la independencia de colombia.
Nosotros somos colombianos y no debemos dejar de selebrar este día tan improtante proque nos recuerda nuestra independencia.
El 20 de julio:
El 20 de juilio fué un viernes de 1810; despues de la abdicación del monarca Fernando VII tras la invación francesa a españa en 1808, llevada a cobo por parte de Napoleón Bonaparte, en España se organizaron juntas de gobierno a nivel local para resisitir al invasor.
El bicentenario es un acto que es recordado por todos ya que es nuestra independencia, tambien porque estamos liberados ya de todo
El bicentenario

EL MEDIO AMBIENTE:




EL MEDIO AMBIENTE


¿Qué es?


"El Ambiente es el sistema global constituido por elementos naturales y artificiales de naturaleza física, química, biológica, sociocultural y de sus interrelaciones, en permanente modificación por la acción humana o natural que rige o condiciona la existencia o desarrollo de la vida." Veámoslo paso a paso: Está constituido por elementos naturales como los animales, las plantas, el agua, el aire y artificiales como las casas, las autopistas, los puentes, etc. Todas las cosas materiales en el mundo tienen una estructura química que hace que sean lo que son y por eso nuestra definición dice los elementos que componen el ambiente son de naturaleza química. También existen elementos de naturaleza biológica porque sabes que algunos componentes del ambiente tienen vida y... Sociocultural quiere decir que incluye aquellas cosas que son producto del hombre y que lo incluyen. Por ejemplo, las ciudades son el resultado de la sociedad humana y forman parte del ambiente. La cultura de un pueblo también, sus costumbres, sus creencias... Algunos creen que el ambiente es únicamente la naturaleza... ¡Pero no!, el hombre también forma parte... ¡y qué parte! Somos un componente muy importante porque podemos transformarlo más que cualquier otro ser del planeta... y por ende tenemos una responsabilidad superior. Podemos cuidarlo O podemos destruirlo



ECOLOGÌA


La palabra Ecología deriva de dos términos griegos: oikos, que significa "casa" u "hogar", y logos, que significa "ciencia". Es decir que ecología sería, de alguna manera, el estudio científico de la casa (nuestro Planeta).
Esta definición ha servido para muchos y aún hoy es muy utilizada, pero lo cierto es que a lo largo de los años se fue necesitando precisar un poco más el campo de estudio de esta ciencia.
Así es que llegamos a esta nueva definición: "La ecología es el estudio científico de las interacciones que regulan la distribución y abundancia de los organismos". Es más compleja pero veamos...
¿Qué significa que estudia la distribución?... Que busca describir dónde están las distintas especies y por qué están ahí y no en otro lado.
¿Qué significa que estudia la abundancia?... Que le interesa saber cuántos organismos hay. No es lo mismo tener 1 que tener 3.
Además a la ecología le interesa ver qué pasa con las poblaciones en el tiempo, es decir, ¿están creciendo? ¿O están disminuyendo?
Por otro lado, cuando hablamos de interrelaciones nos referimos a la relaciones que se establecen entre organismos de una misma especie... de distintas especies... y entre ellos y su entorno...
Ahora que ya sabes lo que es la ecología deberíamos empezar a ver algunos conceptos fundamentales para todos los EcoPibes...





El Planeta Tierra es una verdadera obra de arte que nos demuestra día tras día el valor de todos sus elementos. Es un sistema maravilloso que vale la pena conocer y por eso, como EcoPibes, vamos a tratar de descubrirlo y aprender a amarlo.
Es mucho lo que podemos contarte por lo cual incorporamos con frecuencia nuevos contenidos en esta sección. Realmente hay toneladas de cosas por conocer pero esperamos que poco a poco y juntos podamos hacerlo.


¿Por qué cuidarlo?


Pese a que todos los días vemos los motivos por los cuales es tan importante proteger nuestro ambiente , aún hay gente que se pregunta por qué... por qué debemos cuidar nuestro planeta.
En EcoPibes creemos que la belleza del mundo es inmensa y que la sola idea de ir perdiéndola poco a poco es terrible. Amar a la naturaleza es lo que nos da fuerzas para defenderla día a día. Mirar el cielo limpio, observar un río claro y lleno de vida, sentir el aroma especial que tiene un bosque después de la lluvia, contemplar a un pájaro construyendo delicadamente su nido... todas estas cosas queremos seguir haciéndolas.



Ahora bien, para algunos amar al mundo no es suficiente razón. Y creemos que hay más... Imagínate que el ambiente fue prestado a los hombres. Cuando un amigo te presta un juguete o un libro tú puedes usarlo; está bien que lo hagas. Pero estaría mal si lo rompieras, si lo usaras con descuido.



Los residuos sólidos


Las personas hoy en día generan grandes cantidades de basura, al punto tal que se ha convertido en un problema ambiental muy serio en la mayor parte de las ciudades del mundo. Por un lado el volumen de residuos parece crecer día a día y por otro las alternativas para disponerlos son muy cuestionadas por sus impactos sobre el ambiente. ¡Ya nadie sabe donde meter tanta basura!
También ocurre que hay lugares en los cuales clandestinamente se amontona todo lo que se tira sin tener en cuenta los problemas que se pueden ocasionar tanto para el ambiente como para la salud de las personas que viven cerca.
Como puedes ver, este es un verdadero problema que afecta a todos. Es por esto que nos hemos puesto a investigar para descubrir lo que está pasando y como podemos ayudar para evitar que la situación empeore.


¿Que debo hacer para cuidar el medio ambiente?

1.-Antes de comprar un producto pregúntate si realmente lo necesitas. Cualquier consumo innecesario es en esencia anti-ecológico.

2.-Sé crítico con la publicidad. Mira las cualidades de los productos, no los sueños que te venden en los anuncios.

3.-Antes de tirar cualquier cosa a la basura, piensa si se puede reutilizar, reciclar o reparar, o si puede ser útil para otra persona.

4.-Evita las latas de bebidas, vale más el envase que su contenido y apenas se recuperan. La energía necesaria para producir y transportar una lata equivale a la mitad del bote lleno de petróleo.

5.-La energía que producen las pilas es más de 600 veces más cara que la de la red. Conecta los aparatos a la red siempre que esto sea posible. Si te es imprescindible usar pilas (nunca tires las usadas a la basura), procura que sean recargables.

6.-Desconecta los aparatos eléctricos de la red cuando no están funcionando. Algunos aparatos (como televisores) siguen gastando hasta un 33% de la energía.

7.-Prescinde de los electrodomésticos innecesarios como cepillos de dientes, abrelatas, cuchillos eléctricos, etc. Ten en cuenta los criterios de ahorro energético al comprar nuevos frigoríficos, lavadoras, etc.

8.-Las bombillas de bajo consumo son más caras que las normales, pero duran hasta 8 veces más y consumen la quinta parte de energía para dar la misma cantidad de luz, con lo cual se termina ahorrando energía y dinero.

9.- Evita los aerosoles. Contienen CFCs, causantes de la destrucción de la capa de ozono, u otros gases que también contribuyen al efecto invernadero. Los pulverizadores son una buena alternativa y son recarga bles.

10.-La gran mayoría de los productos de limpieza que se anuncian no sólo son innecesarios sino también muy nocivos para el medio ambiente. Casi toda la casa puede quedar perfectamente limpia con jabón, bicarbonato, vinagre y limón.







El calentamiento global:


El calentamiento global es un fenómeno que a existido por siempre ya que desde que llegamos al mundo la capa de ozono se a ido desbaneciendo poco a poco, porque cada nosotros las personas hemos creado elementos que probocan el calentamiento global.
La capa de ozono está a punto de desaparerser del uniberso ya que nosotros utilizamos cosas que creamos y que dañan la capa de ozono y que probocan el calentamiento global.
Si no cuidamos la capa de ozono los rayos ultra vialetas del sol nos quemarán vivos ya que aquella capa que teníamos completa nos protegía de los intensos rayos del sol, por aqulla razón nosotros debemos actuar y hacer algo para reparar la capa de zozono o almenos no segir deteriorandola; para que ya no exista más el calentamiento global.



¿Qué sucede con nuestro planeta?

Nuestro planeta está pasando por una crisis nedio ambiental, y todo a causa de nosotros los humanos; porque no hemos protegido y cuidado el medio ambiente como debe ser, manteniendo limpio nuestro planeta sería una forma simple y rápida de cuidar y proteger el mundo, otra forma simple y rápida de cuidar nuestro planeta sería siendo ecológocos y no malgastar los recursos naturales que nos brinda el mundo porque cuando menos lo creamos se nos agotará y no tendremos una vida digna y buena para poder vivir.